En busca del derecho a la ciudad

MANUEL SERRANO

El Movimiento 15M ha trasladado a la palestra informativa el debate sobre la necesidad de una democracia real, en la que los políticos sirvan a los intereses de los ciudadanos. La creación de asambleas en las principales plazas de los municipios españoles demuestra el anhelo de muchos habitantes del país por tomar partido en decisiones reservadas a los gobernantes.

 El urbanismo es una de esas cuestiones que no escapa al interés general. En Alicante, existen dos asuntos en materia urbanística que preocupan especialmente a la ciudadanía. Por un lado, los desequilibrios sociales y económicos producidos como consecuencia de la ruptura de la burbuja inmobiliaria. Por otro, las posibles irregularidades en la elaboración del PGOU de la ciudad, estudiadas por los tribunales en la investigación del ‘Caso Brugal’.

Esta política urbanística plantea varios interrogantes sobre la eficacia de la participación pública en Alicante. El primero de ellos apunta a la legislación. A nivel local, la ciudad cuenta desde 2005 con el Reglamento Orgánico de los Distritos y de Participación Ciudadana. El Artículo 6 de este texto reconoce, entre otros, el derecho de los ciudadanos “a obtener información y orientación respecto a los procedimientos en los que se establezca un periodo de información pública, tales como actuaciones urbanísticas, ordenanzas fiscales u otras, a fin de poder formular alegaciones”. De esta manera, el reglamento municipal no ofrece más margen de maniobra al ciudadano que el establecido en la Ley Urbanística Valenciana, donde también se relega la intervención pública en planes generales a la etapa posterior a la redacción de los mismos.

 El proceso de elaboración del nuevo PGOU de Alicante es un fiel reflejo de estas normativas. “Sí que hubo participación pública, pero solo de algunos empresarios”, ironiza Manuel Alcaraz, presidente de la Plataforma de Iniciativas Cívicas (PIC). Para el profesor de Derecho Constitucional de la UA, “debería haber unas fases previas en las que se escuchara a la ciudadanía, tanto a asociaciones de vecinos como a sindicatos, organizaciones empresariales, agrupaciones cívicas y la universidad”. Más allá de una utopía democrática, el planteamiento de Alcaraz tiene su razón de ser. Tal como recuerda Miguel Ángel Pavón, concejal de IU en el Ayuntamiento de Alicante, “el convenio de Aarhus, firmado por España, establece que planes y programas como un PGOU tienen que contar con la participación ciudadana desde los primeros momentos de su gestación, antes incluso de que haya una propuesta de planeamiento sobre la mesa”. De esta forma, el equipo redactor trabajaría en el proyecto teniendo en cuenta las preferencias expuestas por los ciudadanos. “Algo que no se ha hecho en Alicante”, sentencia Pavón. En la misma línea, Pablo Martí, Director del Departamento de Ingeniería y Gestión de la Edificación de la UA, considera que “todos los procesos estratégicos de una ciudad deben tener participación ciudadana”, pero añade que ésta no puede estar exenta de “responsabilidad”, por lo que se deben establecer “unas reglas del juego”.

 Precisamente, otra de las ‘reglas del juego’ limita todavía más las posibilidades de participar del ciudadano. El punto 2. a. del Artículo 83 de la Ley Urbanística Valenciana fija que no es necesario repetir un periodo de información pública tras la introducción de modificaciones puntuales en los planes generales. Con esto, “se frustra el control por parte de la gente”, explica el abogado urbanista Francisco Garrido. Además, tal como apunta Manuel Alcaraz, otro de los riesgos es que se acepten “alegaciones pactadas previamente” sin la posibilidad de ser recurridas tras su aprobación.

 En el caso de Alicante, el Pleno del Ayuntamiento sí decidió someter a exposición pública un mes más la modificación puntual realizada en el PGOU para permitir la instalación de IKEA y su centro comercial en Rabasa. No obstante, según Manuel Alcaraz, en esta segunda fase primó más “la propaganda” que la información y la participación.

Problemas de comunicación

 El primer periodo de alegaciones del PGOU de Alicante también estuvo marcado por la polémica. Desde Ecologistas en Acción, se denunció la falta del Plan de Participación Pública y de otros documentos exigibles por ley. El problema de comunicación se agrava cuando no existe una ‘traducción’ del Plan General. En un análisis titulado ‘La participación ciudadana en el planeamiento urbanístico y el fenómeno de la teledirección’, el arquitecto Germán J. Delgado suscribe quepor tradición, en el proceso de formación de los planes, se huye del debate y de la transparencia en la toma de decisiones para producir un documento burocratizado con unos contenidos inescrutables para los ciudadanos, usuarios de la ciudad y hasta para los propios técnicos que han de supervisarlos o hacer uso de ellos”. Para Fernando Llopis, nuevo concejal de UPyD en el Ayuntamiento de Alicante y director de la Escuela Politécnica Superior de la UA, la solución pasa por que los gobiernos locales hagan “un esfuerzo didáctico para llevar a los ciudadanos a que conozcan qué es lo que implican estos planes, sin necesidad de dar todos los detalles”.

 Si bien el Ayuntamiento llevó el nuevo PGOU de Alicante a foros profesionales como el Colegio de Arquitectos, fue la PIC quien acercó el proyecto a los ciudadanos: “Organizamos un acto en el Club Información en el que invitamos a Quesada, redactor del Plan, y a varios colectivos. Con independencia de otras críticas que le pueda hacer, el redactor estuvo explicando el plan durante horas y se sometió a muchas preguntas. Eso debería haberlo hecho el Ayuntamiento de manera programada”, suscribe Manuel Alcaraz, presidente de la plataforma.

Leyes para la esperanza

 Pese a las limitaciones legislativas actuales, existe un atisbo de esperanza para la participación ciudadana en algunos reglamentos y leyes aprobados recientemente. El abogado urbanista Francisco Garrido pone como ejemplo la Ley de Ordenación del Territorio y Ordenación del Paisaje de la Comunidad Valenciana, con la que, atendiendo al Convenio de Aarhus, “se pretende acordar primero el modelo con los ciudadanos y luego aprobarlo, al contrario de lo que ha sucedido hasta ahora”. Para Garrido, una de las novedades más interesantes de esta nueva ley es que insta a la administración correspondiente a facilitar a los ciudadanos mecanismos de previsualización de sus sugerencias. En este sentido, el abogado urbanista cree que se presenta una buena ocasión para explotar las posibilidades de internet como medio de participación: “Se puede colocar un cuestionario en la web del ayuntamiento para elegir un modelo de ciudad e informar del coste de esta decisión”.

 De manera indirecta, otro avance para la recuperación del control social del urbanismo es el Texto Refundido de la Ley del Suelo, aprobado en 2008. Garrido explica que esta ley corrige “uno de los grandes fallos del urbanismo español” desde que se creó la primera Ley del Suelo en el año 56. “Hasta ahora, las expectativas urbanísticas de un suelo se le asignaban a su propietario y no a la colectividad, como sucede en el modelo holandés. La decisión de un político podía hacer millonario a cualquiera, por lo que el sistema quedaba contaminado por intereses particulares”, aclara Garrido, quien suscribe que “esa categoría de suelo urbanizable” ha sido la causante de “tanta especulación” durante los últimos años.

 Para Manuel Alcaraz, presidente de la PIC, independientemente de las “limitaciones de la ley”, es necesario que exista “voluntad política” para cambiar “el modelo urbanístico actual, en el que son los promotores los que hacen la ciudad y ven la participación como un obstáculo para hacer negocio”. Un cambio que permitiría a los ciudadanos a recuperar ‘el derecho a la ciudad’.

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5 Responses to En busca del derecho a la ciudad

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  4. Anti incoherentes says:

    El espíritu del 15M es pacifista, anticapitalista, laico y feminista (entre otros).

    El artículo está bastante bien. Pero, como el 15M demanda, la ciudadanía no sólo quiere apariencias, sino coherencias y realidades. Estamos hart@s de pelamanillas con doble moral.

    Y tu realidad es que has contribuido a través del twitter a insultar a personas feministas que han hecho o están haciendo mucho por la igualdad real de las mujeres. Así que te animo a escribir sobre temáticas en las que realmente creas. Pues escribir sobre las grandes evidencias científicas que demuestran que las mujeres conducen peor que los hombres, sobre la importancia del aspecto físico en la vida de una mujer para tener éxito o sobre lo importante que es insultar a las demás personas en twitter para hacer más seguidores/as.

    Al fin y al cabo esas ideas son las que has defendido en esta red social apoyando a tu amiga Melissa Carlone, llegando, además, a la extraña conclusión de que habéis salido victorios@s.

    Argumentos aplastantes, si señor!!

    Hola amigos. Las feministas en un alarde por la igualdad, tienen pinta de hombres*

    #feministaentwitter Gracias por vuestras menciones. Las imprimí y me limpié el culo con ellas.Para que veáis que hacéis un PAPEL importante*

    TRAS SEÑALARLE VARIAS FEMINISTAS QUE CÓMO SE PODÍA SER MUJER Y CRITICAR LA LUCHA POR LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES…

    En tu caso no te recomendaría ningún retoque de cirugía estética. Lo tuyo es de transplante de cara*

    Lo que hace más daño es que a la que critica aún encima tenga un CI que le da mil vueltas con mucha probabilidad.*

  5. urbalacant says:

    Me alegro de que te haya gustado el reportaje, pero me surge la duda de si has leído el mismo que he escrito. El hecho de que cite el 15M no supone que me adhiera a este movimiento. Simplemente, he expuesto un hecho de la manera más objetiva posible. Te invito a que lo releas:

    «El Movimiento 15M ha trasladado a la palestra informativa el debate sobre la necesidad de una democracia real, en la que los políticos sirvan a los intereses de los ciudadanos. La creación de asambleas en las principales plazas de los municipios españoles demuestra el anhelo de muchos habitantes del país por tomar partido en decisiones reservadas a los gobernantes».

    Segunda cuestión. Podrías haber citado los tuits en los que, según tú, insulté a las feministas. Y, antes de que te me adelantes, te diré que una cosa es insultar y otra ironizar, en este caso, sobre la obsesión de algunas «feministas rancias» por no aceptar la singularidad (ni inferioridad ni superioridad) de la mujer y buscar una simple equiparación con el hombre. La dignidad de la mujer está muy por encima de esa aspiración. En la sociedad actual, marcada por el materialismo, la dignidad se mide por lo que se tiene y no simplemente por ser. Craso error, porque las posesiones no pueden definir el valor que tenemos sólo por ser personas.

    Sirva como ejemplo el retroceso en la igualdad de oportunidades que supone la confección de equipos directivos o ministeriales con el mismo número de hombres y mujeres, en vez de basar esta elección en los méritos de los aspirantes (discúlpame, pero no encuentro la palabra ‘aspiranta’ en el diccionario) a estos cargos. De esta manera, una directiva de diez miembros (lo siento, pero tampoco existe ‘miembra’, por mucho que se empeñe Aído) podría estar perfectamente formada por diez mujeres si son las personas más capacitadas para el cargo. Pero, para esa corriente de «feminismo rancio» de la que hablo, el simple hecho de que una mujer acceda a un cargo importante ya es un logro. Da igual que sea una persona incompetente, porque el éxito se basa exclusivamente en que sea una mujer la que ocupe ese puesto. Así que, como comprenderás, no comparto esta particular visión de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres que se ha promovido en los últimos años. Y no es el único punto de desacuerdo que tengo con esta corriente tan extremista, pero tampoco me quiero extender mucho más.

    En tercer lugar, siento defraudarte, pero no creo en esos temas que me sugieres. Aunque, pensándolo bien, en el tercero podrías participar como fuente, ya que seguramente le seguiste a ella para poder leer la conversación que tuvimos al día siguiente. Textualmente, dije que merecería la pena seguirle sólo por la caña que le dio a las feministas rancias. No comparto algunas de las formas que empleó. En ese caso, hubiese hecho RT y, de esa manera, habría contribuido a los insultos, de lo cual me acusas. Pero, como lo cortés no quita lo valiente, sí que me parece estupendo que haya mujeres que no sigan la deriva que ha tomado el feminismo últimamente. De hecho, no fue la única que plasmó sus diferencias con esta corriente.

    En fin, que todo esto ha surgido de una serie de prejuicios para cuestionar mi moral y acusarme de «contribuir a insultar» a través de Twitter. Curioso juicio de una persona que firma con un mail insultante.

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